viernes, 6 de noviembre de 2009
QUIERO AGRADECERLE A MARCELA TRUJILLO POR ÉSTA MARAVILLOSA IDEA QUE NOS PERMITIRÁ
EXPRESAR NUESTROS SENTIMIENTOS Y PENSAMIENTOS SOBRE LA ADOPCION.
DE TODO EL EQUIPO DE LA CASITA
UN ABRAZO
CLAUDIA
miércoles, 28 de octubre de 2009
Mi nombre es Andrea, este año cumplo 20 años, vivo en Bogotá y estoy estudiando en la Universidad de los Andes. Cuando tenía dos meses mi vida cambio! Gracias a la Casita de Nicolás, fui adoptada un diciembre por los mejores padres que alguien puede tener. Par mí son como dos Ángeles que Dios me mandó especialmente para mí desde el cielo, Dios sabe como hace las cosas. Muchas veces me he preguntado ¿si no hubiera sido adoptada dónde estaría en este momento?¿cómo sería mi vida?. Seguramente no estaría como estoy ahora, probablemente ni estaría estudiando, pero bueno lo importante es que soy muy afortunada. Puedo decir que los niños que somos dados en dopción nacemos con una gigantesca estrella, porque ser hijos de corazón es lo más grande del mundo y me siento orgullosa de ser adoptada y nunca me ha dado pena aceptarlo. Tengo una familia, un hermano de 14 años que también es de la Casita y al que amo profundamente con el corazón y con mi alma.
Cuando me entero de alguien que va adoptar o que tiene hijos adoptados me dan unas ganas gigantes de abrazar a la pareja y decirles lo feliz que me hace saber que ellos también al igual que mis papás tienen un corazón grande! Cuando voy a Medellín donde tengo mucha familia no dejo de visitar a la Casita y cuando veo a todos los niños siento que son como mis hermanos y cada día pienso en todos ellos y en lo felices que van a ser cuando una familia les entregue el corazón.
Cuando cumplí 18 años fui a Medellín y visité a la Casita y hablé con Claudia y le dije que quería saber sobre mi madre biológica a la cual siempre he AMADO PROFUNDAMENTE. Algunas veces pensé que la quería conocer. La quería tener una sola vez en frente mío y decirle: no te odcio, te amo por que tu me salvaste la vida y tu acto de darme en adopción fue el más lindo y me demostró que no fuiste una persona egoísta, gracias por pensar en mí y por respetarme el derecho de vivir. Pero en la Casita me hicieron pensar en ella, y me dijeron que pensara bien las cosas y las consecuencias que eso podía traer sobre todo para ella, debe ser duro que después de 19 años aparezca la hija que un día dió en adopción, yo no sé qué tan difícil pudo haber sido para ella y ahora me toca a mí no ser egoísta, y conformarme con la información que la Casita me entregó ese día.
Recuerdo estár sentada en una oficina de la Casita esperando que trajeran mi historia que estaba en el archivo. Fueron los 5 minutos más largos de mi vida, había llegado, en pocos segundos me iba a enterar de la razón que mi madre biológica tuvo. Cuando entró la psicóloga la vi con un sobre de manila en la mano y con un nombre que decía "Viviana" y recuerdo que le dije que esa no era yo que mi nombre era Andrea , y ella me dijo: sí pero ese fue el nombre con el que estás registrada, con el que entraste a la Casita. Abrí el sobre y había una declaración de ella, y nunca se me va a olvidar lo que decía. Mi madre biológica en ese pedazo de hoja vieja y amarillenta decía que me estaba entregando en adopción por que no podía tenerme, ella tenía 20 años solamente y que el padre no quería responder, que estaba mal económicamente y que ella sabía que yo iba tener un mejor futuro con otra familia que me brindaría mucho amor y un hogar, y recuerdo que la final ella le pedía a la Casita que por favor no durara yo mucho en la Casita porque ella quería que yo desde bebé recibierael amor de una familia! Y fue entonces donde supe que en realidad fue un gesto de amor y que yo no estaba equivocada, yo siempre desde niños supe que ella era una buena persona.Sé que Dios la está cuidando por mi, eso espero.
Gracias a ella y a la Casita ahora vivo feliz (siempre he sido una persona feliz) y desde muy niña recibí de mis padres el más puro e incondicional amor. Les agradezco a mis padres haberme contado desde muy niña, es más, ni me acuerdo cómo me lo contaron, sólo sé que crecí sabiendo la verdad.
Ser adoptada no sólo me puso en el camino la mejor familia, sino que también es la razón de mi carrera. En el futuro me gustaría fundar una Casita de adopción y brindarle a muchos niños lo que la Casita me brindó a mí. Estoy en deuda con la vida y con Dios. En este momento por ejemplo estoy prestando voluntariado en "CRAN", Centro de Rehabilitación y Adopción del Niños, acá en Bogotá, empecé hace 2 semanas. Voy de lunes a miércoles y estoy con los niños de 1 a 3 años dándoles todo el amor que en este momento les falta y puedo ver en sus miradas que van a ser niños muy felices y afortunados cuando una familia los aodpte.
Gracias a los que trabajan duro y entregan su alma y corazón a la Casita de Nicolás. Siempre los llevo en mi mente y en mi corazón. Los amo y me mantendré en contacto.
Andrea (hija de la Casita)
http://www.proadopcion.org/testimonio.htm
Contexto
Piruetas y piruetas para ser feliz
A Juan De Valk la Casita de Nicolás se le hizo familiar. Cuando se lo llevaron tenía nueve meses. Regresó tres años después por su hermana adoptiva, Marisol.Vinieron con sus dos padres desde Holanda. Andan buscando algún familiar, pero también llegaron, dice Sita Dijkstra, la mamá, que "a oler las raíces".La adopción fue para estos cuatro jóvenes, una suerte, y en eso coinciden. "Es todo un descubrimiento y la posibilidad de que tú como niño, no tengas ninguna otra preocupación más que jugar", cuenta Fabio Elizalde
http://www.elcolombiano.com/BancoConocimiento/D/de_vuelta_a_la_casita/de_vuelta_a_la_casita.asp
Cuando llegues a la edad de la razón, te explicaremos por qué eres hijo de nuestro corazón; y ahora que nos preguntas te lo decimos con calma, no eres hijo de nuestro cuerpo, eres de nuestra alma”.
Estos son apartes de un escrito que los paisas Mauricio y Adriana, un médico y una arquitecta, le escribieron a Andrés, su hijo adoptivo, cuando estaba próximo a llegar al seno de su familia. Nació el 16 de junio de 2001 y arribó a su hogar el 27 de julio, después de una larga pero amorosa espera, cuando iniciaron los trámites de adopción en la Casita de Nicolás, en Medellín. Una fotografía que registró ese maravilloso encuentro cuelga de la pared del cuarto de Andrés, el mismo que hoy comparte con Alejandro, su hermano de 4 años, a quien los une el cariño, el juego, la diversión y unos padres que lograron hacer realidad su sueño de formar una familia después de ocho años de matrimonio (hoy se acercan a los 14 de unión).
La única diferencia entre los niños es su ‘método de concepción’: uno estuvo en el pensamiento y el otro en el vientre materno, pero ambos fueron deseados desde el principio y en su crianza se refleja el amor de una pareja que hizo hasta lo imposible para que ellos existieran en sus vidas.
‘Un embarazo esquivo’
“Al casarse, uno nunca piensa en tener dificultades a la hora de concebir un hijo. Sin embargo, cuando planeamos tener un bebé, nos encontramos con una sorpresa: teníamos problemas de fertilidad. Aunque aparentemente no eran graves, no hubo una respuesta positiva después de varios años de tratamiento. Cuando finalmente lo logramos, espontáneamente y sin intervención médica, tuvimos una pérdida”, dice Adriana.A ella le diagnosticaron ovario poliquístico. El pronóstico médico era bueno pero los resultados, negativos.
El entusiasmo que la acompañó a ella y a Mauricio al comienzo del proceso para lograr el embarazo con la ayuda de especialistas comenzó a disminuir. Al descubrir que las cosas no salían como esperaban y ante el temor de llegar a una edad en la cual no pudieran tener hijos naturalmente ni aplicar para ser padres adoptantes, decidieron tomar el camino de la adopción con prontitud, por sugerencia de Mauricio.
Pasado el duelo frente de la imposibilidad de procrear naturalmente y ante la persistencia de su deseo de ser padres, sin importar la manera de lograrlo, pasaron papeles a la Casita de Nicolás, un hogar de adopción que les abrió las puertas para cumplir su propósito. La vida les dio esta alternativa y casi año y medio después de haber avanzado el primer paso lograron tener en brazos a Andrés, un hermoso bebé que, para ese entonces, tenía 40 días de nacido.
Así llegó a feliz término este ‘embarazo del corazón’, oportunidad que agradecen a Dios todos los días y que empató con una alegría aún mayor dos años después: una prueba de embarazo positiva que anunciaba el arribo de un bebé, fecundado contra todo pronóstico, en un momento en el cual alistaban papeles para iniciar un nuevo trámite de adopción.
Un milagro inesperado
Desde pequeño, Andrés supo que era adoptado y no hubo reparo alguno en hablarle del tema a través de historias y cuentos que lo abordaban de manera amorosa y natural, como una circunstancia de la vida.
Cuando el niño comenzó a crecer, su curiosidad también lo hizo, y cada vez fueron más frecuentes sus inquietudes sobre el tema, especialmente cuando Adriana quedó en embarazo. Un día le preguntó: “Mami, ¿estuve en tu barriga?”, y ella respondió: “No, pero siempre estuviste en mi corazón”. Esa verdad, relatada sin miedo y sin tabú, le permitió comprender su procedencia con tanta naturalidad que, incluso, les contó a sus compañeros de colegio cuál era su verdadero origen sin mayores inconvenientes.
Sin embargo, cuando Adriana decidió contarle que un hermanito venía en camino, Andrés le dijo: “La próxima vez, yo quiero ser quien esté en tu barriga y mi hermano en tu corazón”.
Alejandro llegó por sorpresa. Sus padres no planificaban pues se suponía que tenían dificultades para concebir.
Confirmada la noticia, la pareja se percató de tomar las precauciones necesarias para asegurar que el embarazo llegara a feliz término y no tener que vivir nuevamente la experiencia de una pérdida.
Armonía familiar
“La adopción no está en nuestra cabeza las 24 horas del día. Llevamos una vida normal y no hay diferencias en cariño ni actitud hacia ellos. La condición de adopción es el momento de la entrega y de ahí en adelante todo queda guardado en un cajón”, comenta Mauricio.Andrés es tranquilo y le encantan actividades pasivas como ver televisión y jugar nintendo. Alejandro, por el contrario, es activo y le gusta jugar con su hermano.
Ambos mantienen una buena relación. Discuten, juegan y se extrañan; duermen en el mismo cuarto, comparten sus juguetes, estuvieron en el mismo preescolar y, muy pronto, volverán a estar juntos en el colegio. Los aman, corrigen y les asignan tareas por igual y siempre celebran en familia las fechas especiales. Adriana y Mauricio se han encargado de que en la cotidianidad sus hijos no sientan diferencia en el trato, la educación, los regalos y los llamados de atención.
Precisamente, una de sus metas es darle herramientas a Andrés para que el día de mañana no se sienta diferente por su procedencia y entienda que el origen carece de importancia, cuando lo que realmente interesa es el rol que desempeña como miembro de una familia unida. Es una pareja a quien la vida premió con dos seres que les han devuelto esa felicidad que temporalmente sintieron esquiva y que, al final, por dos caminos distintos, les llegó con dos años de diferencia.
Proceso de adopción
Si una pareja decide adoptar debe pensar primero en garantizarle al menor un crecimiento y desarrollo sanos en el seno de un hogar amoroso.
Cuando desea tener un hijo a través de la adopción y reside en el país, puede dirigirse a las regionales y agencias del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (Icbf), centros zonales del lugar de residencia o a las Casas de Adopción autorizadas. Allí les entregan la información sobre los documentos que deben adjuntar y los requisitos sicosociales necesarios para garantizar los derechos del infante a pertenecer a una familia.
Algunas de las casas autorizadas por el Icbf son: ‘Ayúdame’, ‘Casa de la Madre y el Niño’, ‘CRAN’, ‘FANA’ y ‘Pisingos’, en Bogotá; ‘Casa de María y el Niño’ y ‘Casita de Nicolás’, en Medellín; y ‘Chiquitines’, en Cali. La pareja debe demostrar una convivencia de por lo menos tres años. Igualmente, tener cada uno mínimo 25 años de edad, ser 15 años mayor que el bebé que desean adoptar y garantizar idoneidad física, mental, moral y social suficiente para ofrecer un hogar estable al menor adoptado.
Por Andrea Linares G.
Comentario de Juliana Duque, adoptada de la Casita de Nicolás
0 comentarios Publicado por lacasitadenicolas en 17:05La casita de Nicolás es un lugar cálido en el que se respira esperanza y amor.Esta casa, ubicada en el centro de Medellín, cerca a la clinica del prado es uno de los lugares donde se les brinda a los algunos de los niños que están en proceso de adopción un hogar, mas conocido como “Lugar de paso”, donde resuelven dudas, les brindan todo tipo de apoyo a los niños a sus madres y a sus padres adoptivos. Los acompañan durante el proceso y les entregan su corazón
http://julidupe.wordpress.com/2009/04/13/casita-de-nicolas/
Ninguna institución puede cobrar, pero los trámites legales y el abogado que instaura la demanda ante el juzgado de familia sí tienen un costo.La adopción en el país está reglamentada en el Código del Menor en el Decreto 2737, de 1989, aunque próximamente será regida por la nueva Ley de Infancia y Adolescencia que aprobó recientemente el Congreso de la República.El Icbf regula todo lo relacionado con este tema y bajo su control se encuentran las ocho casas de adopción autorizadas (Ayúdame, Casa de la Madre y el Niño, Cran, Fana y Pisingos, en Bogotá; Casa de María y el Niño y Casita de Nicolás, en Medellín; y Chiquitines, en Cali).Los interesados deben, en primera instancia, dirigirse a alguna de las regionales del Icbf o a las casas de adopción autorizadas para conocer los requisitos e inscribirse en el programa.Después, esa pareja o persona es citada a una serie de talleres de orientación en los que se reflexiona sobre la decisión de adoptar. Además se valora su idoneidad física, social, mental y moral.“Se busca hacer un proceso formativo sobre la adopción y pretendemos que finalizados los talleres se logre tener una claridad absoluta del tema”, afirma María Cristina Buitrago, coordinadora del programa de familia adoptada de Cran.Esta parte del proceso dura, en promedio, seis meses.Una vez la pareja ya ha terminado su ciclo de preparación, la solicitud se evalúa y se le da la aprobación, e ingresa a una lista de espera.Después de un comité, se busca a la familia más conveniente para el pequeño. “Por norma, no hay adopciones directas. Eso quiere decir que la pareja no puede escoger el niño”, sostiene Beatriz Helena Guzmán, directora del grupo de adopciones del Icbf. Por eso, antes de que lo acepten se hace un ofrecimiento mostrando su foto y la historia médica y social. En ese momento, los interesados deciden si efectúan o no la adopción.Hay que tener en cuenta que la adopción en Colombia goza del principio de irrevocabilidad, es decir, que una vez se entrega el menor, la familia no puede devolverlo.Tras la aprobación del comité, el siguiente paso es presentar una demanda de adopción en un juzgado de familia, pues se requiere de una sentencia judicial.La adopción en Colombia es gratuita; sin embargo, para el proceso se requieren una serie de documentos que tienen valor económico. Además, hay que correr con los gastos del abogado para la demanda ante el juzgado de familia.Requisitos para ser padre adoptanteLas parejas interesadas en adoptar deben demostrar una convivencia ininterrumpida de, por lo menos, tres años. Las personas solteras, viudas o separadas no están inhabilitadas.Según lo establecido en el Código del Menor, quienes deseen adoptar deben tener las siguientes cualidades:*Ser plenamente capaces.*Ser mayor de 25 años de edad.*Tener al menos 15 años más que el adoptado.*Garantizar idoneidad física, mental, moral y social suficiente para ofrecerle un hogar adecuado y estable a un niño, niña o joven.Además, deben presentar estos documentos:*Registro civil de nacimiento de cada uno de los solicitantes.* Registro civil de matrimonio o prueba de convivencia.*Antecedentes penales.*Tres cartas de recomendación.*Certificados de ingresos económicos.*Certificados de salud física y mental de cada uno de los solicitantes.
http://pekebebe.com/1817-como-adoptar-un-nino-en-colombia